La mayoría de nosotras consideramos los productos menstruales como una necesidad innegable, pero rara vez reflexionamos sobre su impacto en el planeta. Toallas higiénicas y tampones, elementos esenciales para muchas mujeres, están dejando una huella ambiental significativa. Detrás de su conveniencia diaria, se esconde una verdad incómoda: la enorme cantidad de plástico y la considerable huella de carbono que generan estos productos desechables.
La cantidad de plástico oculta
Una toalla higiénica convencional está compuesta principalmente de materiales plásticos. En promedio, se estima que una toalla higiénica contiene alrededor del 90% de plástico en su composición, que se encuentra en capas absorbentes, envoltorios individuales y adhesivos.
Por otro lado, los tampones también contienen plástico en su composición, aunque en menor medida que las toallas higiénicas. En promedio, un tampón puede estar compuesto por alrededor del 6% al 10% de plástico. Este plástico se encuentra principalmente en el aplicador, la envoltura individual y, en algunos casos, en la estructura del propio tampón para mantener su forma compacta.
En términos de su degradación, debido a su alto contenido de plástico, una toalla higiénica y un tampón desechable puede tardar entre 500 a 800 años en descomponerse completamente. Esta duración tan larga se debe a la naturaleza no biodegradable del plástico que se utiliza en su fabricación, lo que significa que no se descompone fácilmente en el medio ambiente.
El plástico presente en estos 2 productos, al igual que en otros productos de higiene personal, contribuye significativamente a la problemática mundial de la contaminación por plásticos, ya que gran parte de estos desechos terminan en vertederos o en el medio ambiente, como ríos y océanos, generando un impacto ambiental negativo durante un período de tiempo extremadamente largo.
La huella de carbono en su producción y uso
Más allá del plástico, la fabricación de estos productos menstruales implica un proceso intensivo en carbono. Desde la extracción de materias primas como el algodón hasta la producción y distribución a nivel mundial, se emiten considerables cantidades de gases de efecto invernadero.
Se estima que una toalla higiénica desechable típica puede tener una huella de carbono de alrededor de 5.3 kilogramos de CO2-equivalente por paquete de 10 unidades. Mientras que un tampón desechable típico puede tener una huella de carbono promedio de alrededor de 3.9 gramos de CO2-equivalente por unidad. Esto incluye las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la producción de los materiales (como el algodón y el plástico), el proceso de fabricación, el transporte y la disposición final en vertederos.
La alternativa sostenible: calzones absorbentes
Es imperativo considerar opciones más amigables con el medio ambiente. Los calzones absorbentes son una alternativa revolucionaria. Fabricados con materiales orgánicos y sin plástico, son reutilizables y lavables, reduciendo significativamente la huella de carbono y el impacto plástico. Su durabilidad y eficacia son un testimonio poderoso de cómo los productos menstruales pueden ser sostenibles.
El momento de cambiar es ahora. Al elegir productos menstruales sostenibles, no solo estás reduciendo la cantidad de plástico en el mundo, sino también disminuyendo tu huella de carbono personal.
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